Miniaturas incandescentes, los cuartetos que Emily Dickinson enviaba a modo de regalo - Libros del Zorro Rojo

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Miniaturas incandescentes, los cuartetos que Emily Dickinson enviaba a modo de regalo

La miniatura incandescente 

Por Lara Gómez Ruiz, La Vanguardia, 6 de diciembre de 2021 

Emily Dickinson se pasó los últimos quince años de su vida encerrada en casa. No salía de su pequeña habitación de su casa de Amherst, Massachussets, donde hizo de la poesía su principal puerta al mundo. Tal era la libertad y la posibilidad de ser ella misma que le brindaban, que llegó a escribir 1.800 poemas aunque solo consintió publicar en vida, de forma anónima, siete de ellos.

Muchas de las cosas que escribía no las consideraba obras como tal. Los concebía como pequeños amuletos y los enviaba, modulándolos, eso sí, según su interlocutor. “Se podría decir que eran pequeñas piedras preciosas que regalaba a sus seres queridos, a amigos o a personas a las que realmente apreciaba”, explica a La Vanguardia María Negroni, quien ha seleccionado y traducido 185 de estos poemas inéditos en español y los ha publicado en La miniatura incandescente (Libros del Zorro Rojo). Una delicada edición que cuenta con las imágenes, basadas en el arte del papercut, de Lucila Biscione.

«Los acompañaba muchas veces de flores u otros regalos, aunque en realidad el verdadero presente era el propio texto. Demostraba así no solo su arte, sino que se había acordado de esa persona», añade. Estas pequeñas miniaturas incandescentes acostumbraban a tener cuatro versos y mucha sonoridad. De ellas, a menudo, salían poemas propiamente dichos.

En esta recopilación, el lector puede hallar cuartetos florales y turbulentos, frívolos y crispados. «A veces, hacia el final, estos poemas se vuelven elegíacos e incluso áridos o abstractos. Pero todos se inscriben contra la retórica, se burlan del énfasis, manifiestan un deseo de contravenir las reglas, de confundir categorías y definiciones, para buscar el vínculo entre órdenes de realidad diversa», afirma Negroni.

No es la primera vez que la argentina se adentra en el mundo de Dickinson. En 2013, año en el que la Universidad de Harvard puso a disposición del público los papeles privados de Emily, ya tuvo un acercamiento a la poesía de la norteamericana. «Encontré un repertorio de palabras, ordenadas alfabéticamente que registraba de modo exhaustivo las recurrencias verbales de la autora. Elegí, sin pensarlo, las palabras que más resonaban conmigo y a partir de allí, escribí Archivo Dickinson (Vaso Roto), cuya finalidad no era otra que la de rendirle homenaje».

Un homenaje que vuelve a hacerle con esta nueva publicación. «Me atreví con este proyecto por la sencillez de estos cuartetos. Son de una belleza extrema, pero a la vez no son complejos. Y es que debo decir que la traducción de Dickinson no es nada fácil. A veces, jugaba con la sonoridad o hacía juegos de palabras o sílabas que tenían un sentido en inglés, pero que, traducidas literalmente, no tenían la misma gracia en español. Esto, en cambio, es distinto y, a la vez, nos ayuda a conocer mejor su mundo».