Mi vida de abeja
Mi vida de abeja
Por Sara Rojas, Eleefant Cuentos, 2019.
El libro que voy a reseñar hoy es una de las últimas novedades que ha presentado la editorial Libros del Zorro Rojo y se llama Mi vida de abeja. Está escrito por Kirsten Hall e ilustrado por (la gran) Isabelle Arsenault, de la que luego hablaré largo y tendido.
Al igual que Cuentos de mamá osa, de la misma casa, Mi vida de abeja es un cuento infantil extremadamente bonito, de los que despiertan los sentidos de niños y mayores. Las ilustraciones son artísticas: mezclan tinta, gouache, grafito y lápiz de color; y el texto resulta muy original.
Gracias a la narración y a los dibujos que la dan forma, podemos conocer mejor la vida y costumbres de las abejas, un insecto importantísimo para nuestra supervivencia de los seres humanos, pero que está en peligro de extinción. ¿Lo sabíais?
El libro es una propuesta magnífica para conocer mejor a este animal: entender cómo vive, cómo se mueve, cómo se relaciona, cómo hace miel… ¿Es un libro didáctico, entonces? Pues sí, pero no al uso.
O sea, Mi vida de abeja MUESTRA mucho, pero EXPLICA poco. Y eso es lo que más me gusta de él. Que fomenta la curiosidad de los niños sin matarla. Que nos permite leer el cuento, deleitarnos con las ilustraciones y conversar. ¿Sobre qué? Sobre lo que los niños quieran saber.
Mi vida de abeja, un canto al reino animal
¿De qué trata el álbum ilustrado de Kirsten Hall?
Como os decía,este cuento infantil muestra la vida de las abejas a lo largo de un año y las distintas etapas de la recolección del néctar y la fabricación de la miel. Arranca en primavera, cuando las abejas vuelan, buscan, rastrean… en busca de flores jugosas a las que visitar.
Cuando las encuentran, van hasta allí y, de manera gráfica y natural, vemos qué es el néctar, cómo lo recolectan, qué es el polen, cómo lo transportan… ¡Y volando junto a ellas llegamos a la colmena!
Mirad si están cuidados los detalles en Mi vida de abeja que, cuando entramos en la colmena, todo se oscurece. Aunque, por suerte, podemos ver cómo se organizan las colonias y cómo transforman el néctar en algo distinto. ¿Qué será?
Mientras las abejas trabajan, el tiempo corre sin parar. Y los días, que antes eran largos, ahora empiezan a acortarse. Y las jornadas, que antes eran frenéticas, ahora son sosegadas. ¡Toca descansar!
¿Qué es lo que más me gusta de este libro infantil sobre abejas?
Sin duda, las ilustraciones lo convierten en un libro espectacular. A mí me tienen enamorada, pero a Adrián también. Podemos pasarnos un buen rato mirándolas: intentando identificar algunas flores, repasando el trazo que dibujan las abejas al volar…
Pero, al margen del nivel de las ilustraciones, de este libro sobre abejas me gusta su esencia artística: su afán de mostrarnos la vida de las abejas como lo que es, algo mágico, increíble y maravilloso sobre lo que habitualmente no reflexionamos.
Y me gusta, sobre todo, que es un libro que fomenta la curiosidad de los niños (y de los mayores) por estos animales de una manera poética y no vulgar. Además, en las últimas hojas la autora escribe una carta a los lectores (los niños) que no podéis dejar de leer.
En ella sí EXPLICA por qué ha escrito este cuento, por qué cuidar a las abejas es fundamental y qué podemos hacer nosotros para ayudar a este colectivo. Propuestas que, además de útiles, son muy divertidas.
Ah, también me encantan las guardas interiores. Con rayas amarillas y negras. Detalles que, para mí, marcan la diferencia. Y que hacen que siga admirando el cuidado que tiene Libros del zorro rojo con cada libro que edita.
También me gusta mucho que este cuento de abejas dibuje un final circular, es decir, que comience y termine de la misma forma dando a entender una realidad: que la vida de las abejas es cíclica.
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