Lluny, ben lluny d’aquí

Per Alba Céspedes, Llibreria Al·lots, 2018.

Quan teniu un dia dolent, d’aquells que us pregunteu per què us heu llevat del llit, que tot i tothom us molesta i que res del que feu us surt bé, quin és el vostre mètode d’aïllament per retornar a l’equilibri emocional? Si no en teniu cap, estigueu atents, perquè la protagonista d’aquest àlbum ens en proposa un.

La nena protagonista d’aquesta història té, com tothom, dies de tots colors. Hi ha dies que se sent furiosa, d’altres ben contenta, i en d’altres està trista. Fins i tot hi ha dies que passa per tot aquest ventall d’emocions. Però és en els dies realment horrorosos, aquells que emergeix la frustració, que sent la necessitat de desaparèixer. I és en aquest moment quan, amb el poder de la seva imaginació, escapa a un lloc lluny, ben lluny del seu present.

En un principi, aquest àlbum pot semblar un llibre més en l’extensa col·lecció de contes i àlbums sobre emocions que actualment ofereix el mercat editorial. No obstant, sorprèn (i s’agraeix) l’enfocament que se li dona, des d’una perspectiva d’apoderament del lector per tal que aquest busqui dins seu la fórmula psicològica per combatre una situació d’estrès emocional. L’àlbum obre una petita finestra cap al món de la meditació.

El text, planer, entenedor i sovint poètic, condueix subtilment al lector cap a la reflexió, cap a la cerca d’aquelles expressions que identifiquin i descriguin la seva pròpia realitat, i dona pas a l’observació de les il·lustracions, que lliguen la història a la perfecció. Sang Miao identifica molt bé la idea de Woodworth, i plasma gràficament els dos mons de la protagonista: la seva realitat, amb l’ús de la mitja pàgina o de vinyetes, en general en fons blanc, i amb colors vius; i el seu mon imaginari, omplint de colors intensos i foscos la doble pàgina a sang. Unes il·lustracions, amb textures d’aquarel·la, cera i tinta, que conviden a estudiar-les amb detall i submergir-se totalment al món de la protagonista.

Cal destacar, per últim, la importància del títol, doncs Lluny, ben lluny d’aquí és la fórmula que la protagonista utilitza tant per entrar dins el seu món imaginari, com per sortir-ne. Un bon enginy de l’autora.

–

Aconsegueix l’exemplar de Lluny, ben lluny d’aquí.

Prodigios. Una antología de poesía árabe.

Por Marc Senabre, United Explanations, 2018.

¿Que no vivimos, aún, en las más profundas fosas? ¿Acaso hay alternativa? En la oscuridad de la fosa todo parece igual, nada destaca y si destaca se margina o se interioriza, nos hemos acostumbrado a vivir plácidamente y sin altercados. Y hemos olvidado que las disonancias y las provocaciones son aquello que nos permite entender el mundo en el que vivimos, es decir “La disonancia/ (por si os interesa)/ conduce al descubrimiento”. Es importante enfrentarse a estas disonancias pero no interiorizarlas o regularizarlas, hay que entender las tensiones y las diferencias, justamente por eso, y no solamente por eso, la poesía nos atrae tan irremediablemente. De entre todos los géneros literarios —signifiquen lo que signifiquen— la poesía es la que tiene más disonancias en su estructura: en ella la forma y el contenido luchan por obtener nuestra atención. Aunque la cultura occidental ha priorizado sistemáticamente el contenido sobre la forma. Como si la forma fuera un refuerzo del contenido, hasta el punto que nos hemos olvidado de ella. La forma es la manera como se organiza el contenido pero también, y éste es el aspecto que más nos interesa ahora, su forma gráfica, su aspecto visual. La poesía tiene forma, el lenguaje tiene forma, el propio libro es una forma. Pero ésta ha sido tan interiorizada que solamente nos acordamos de ella cuando el poeta rompe con las convenciones anteriores —el caligrama, la poesía concreta, etc.— o cuando se juega con los aspectos tipográficos. Únicamente en esos escasos momentos nos acordamos que hay una tensión entre forma y contenido y que la relación entre ellos es más interesante que cada una por separado.

Escalar montañas no es más que aceptar disonancias, aceptar diferencias. Escalar montañas es conocer y enfrentarse a otras culturas sin la intención de regularizarlas, sino reconocerlas como diferentes y aprender a interpretar la relación entre su forma —de hacer las cosas— y su contenido —el motivo por el que lo hacen—. Es por eso que Prodigios. Una antología de poesía árabe de Libros del Zorro Rojo se postula como un ejemplo perfecto, pues en él nos sentimos obligados a enfrentarnos a múltiples tensiones que nos fuerzan a ver y buscar nuestros propios problemas en el otro. Prodigios es sobre todo una antología de poesía ilustrada, una antología que reúne tres antologías publicadas originalmente en francés, que impone des del primer vistazo una profunda impresión de satisfacción y temor. Las ilustraciones, realizadas por el algeriano Rachid Koraïchi, aparecen como el elemento principal de esta dualidad inicial, pues Koraïchi no ha elaborado ilustraciones “convencionales” sino que ha unido la larga tradición caligráfica con la riqueza cultural y artística del mundo árabe. Sus ilustraciones usan tintas principalmente básicas y alternan las formas figurativas y las abstractas, aunque incluso las más puramente figurativas tienen un gran contenido simbólico, no sólo porque representen elementos simbólicos en sí mismos sino porque o bien se dibujan mediante la caligrafía o bien son el resultado de centenares de signos caligráficos más pequeños, así que su simbolismo procede de su contenido y de su forma. Pues algo que está construido a partir de otros elementos nunca se puede entender si no es simbólicamente. Además, intentan reflejar no sólo algunos elementos determinados del poema sino el poema por completo, seguramente por eso él afirma sentirse más cerca del trabajo de un artista plástico que del de un ilustrador.

Pero aparte de las ilustraciones hay también el trabajo de caligrafía de Ghani Alani y de Abdallah Akar que son los encargados de las versiones árabes —y en algún caso francesas— de los poemas. Así pues, cuando nos enfrentamos a la mayoría de los poemas que componen la antología —pues algunos, por motivos de maquetación o de espacio no son bilingües— nos encontramos con una doble página a todo color y el poema en la traducción al castellano y su original caligrafiado. Es entonces cuando recordamos que la escritura tiene forma, la caligrafía nos obliga a reflexionar en ello y las formas ornamentales, figurativas y simbólicas de Koraïchi nos interpelan constantemente: la caligrafía significa y representa al mismo tiempo; el trazo puede representar un caballo, una planta o un humano y no dejar de significar, o significar de más. Y nos es imposible resistirnos a la potencia visual y estética que por fuerza, aunque no entendamos su significado, la caligrafía del poema atrae por su forma. Foucault parece que lo vislumbró hace años: no se puede leer y admirar la escritura simultáneamente, cuando se lee no percibimos su forma, y cuando admiramos no podemos entender el significado. ¿Significa eso que para alguien ajeno a nuestro alfabeto fonético, alguien que no puede leer nada escrito con él, es capaz de ver belleza en su forma? ¡Nuestro alfabeto también tiene forma! El descubrimiento, producido sin duda por la disonancia de ser incapaz de leer el poema en árabe y la imposibilidad de admirar el poema en castellano, nos acompañará des del primer poema y no nos abandonará ya jamás.

–

Aconsegueix el teu exemplar de Prodigios aquí.

En el bosque

Por Almudena González, Revista Peonza, 2018.

Cuando Ana María Matute ingresó en la Real Academia Española el 18 de enero de 1998 para ocupar la silla K, leyó su discurso En el bosque. Veinte años después, una pequeña parte del mismo ha sido plasmado con hermosa sencillez en letras azuladas y guardado con esmero en una caja de colores otoñales junto a nueve bellísimas ilustraciones en forma de miriorama para hacer las delicias de lectores, nostálgicos y otras mentes soñadoras que se dejen arrastrar hasta “el bosque”, en palabras de la propia Matute: “el mundo de la imaginación, de la fantasía, del ensueño, pero también de la propia literatura, y a fin de cuentas, de la palabra”.

Y es que, la evocadora voz de Ana María Matute no merece menos. La autora de Olvidado Rey Gudú, que encontró, ya antes de saber leer, un símil perfecto entre el libro y el bosque, que más tarde convertiría en su lugar de niñez y adolescencia, refleja en este fragmento de su discurso ese lugar de evasión y creación, en el que no es fácil discernir la fabulación y lo imaginario de lo terrenal, de la naturaleza más pura contenida en la oscuridad, los pájaros o las ramas de los árboles y de la que nace todo lo fantástico y todo lo literario desde “la primera historia contada”.

Las preciosas y entrañables ilustraciones de Elena Odriozola en todos dorados, azules y rojizos,cubiertas de un suave halo mágico y rematadas con ese delicado formato de pasatiempo del pasado, encarnan a la perfección esa espesura de ensueño, de infinitas posibilidades y lecturas, en el que nuestra autora encontró “todas las historias que siempre quiso contar” y que, para fortuna de todos, contó.

–

Aconsegueix el teu exemplar de En el bosque aquí.

L’entrada de Crist a Brussel·les

Per Ángel Burgas, Blog Llibres al replà, 2018

Aquells que seguiu aquest ressenyador, us haureu adonat de la tirada que té cap a àlbums il·lustrats que referencien (es basen en, sorgeixen a partir de, homenatgen o indaguen en) obres, autors/es, o estils de l’art. Clàssic o contemporani. És una de les meves passions; vinc d’una formació universitària artística i jo mateix m’hi he dedicat en una temporada de la meva vida creativa. Les relacions entre l’art i la il·lustració, especialment en els àlbums, és un dels meus temes predilectes. En aquest mateix bloc en podeu trobar bones mostres i en faig referència a pràcticament totes les meves ressenyes.

Dit això, saber que Zorro Rojo publicava un àlbum de l’italià Andrea Antinori generat a partir d’una obra del belga James Ensor (Ostende 1860-1949), em va cridar poderosament l’atenció. Es tracta d’una de les obres més conegudes d’Ensor, “L’entrada de Crist a Brussel·les”, pintada el 1888 i que es troba al Museu Paul Getty a Califòrnia. Que la pintura esmentada és la base de la història que narra i il·lustra Antinori és més que evident, i no només en el títol de l’àlbum (que, com veieu, és el de l’obra) sinó en la reproducció, al complet o al detall, de la pintura que apareix 5 vegades entre les seves pàgines. En les dues primeres, l’obra d’Ensor és reproduïda dins d’un marc dibuixat per l’il·lustrador i està sent observada per un personatge dibuixat en blanc i negre. Ens trobem dins d’un museu, doncs, i en certa manera la ficció (el dibuix) es disposa a “entrar” dins del quadre. Un dels aspectes que em resulten més interessants és la manera com Antinori ha seqüenciat aquesta relació realitat (quadre)/ ficció (la seva història): després de 4 imatges d’Ensor (l’espectador s’hi va apropant, com si cada cop hi estigués més a la vora), entrem en el món de l’autor a través de paisatges (muntanya, desert, mar, ciutat) i personatges dibuixats a partir dels que apareixen al quadre original.

Tant al quadre com a l’àlbum, Crist arriba a la capital belga damunt d’un ase igual que ho va fer a Jerusalem segons les Escriptures, però en una època contemporània (ja hi ha monuments, i edificacions, i mitjans de transport, i instruments musicals, i micròfons i fins i tot socialisme!). Els habitants de Brussel·les, comandats per l’alcalde, preparen la benvinguda a Crist i organitzen activitats, actes socials i àpats per a reverenciar-lo. A la il·lustració número 25 torna a aparèixer Ensor, en aquest cas només el seu nom escrit en un sobre: se’l convida a la festa de benvinguda de Crist a la ciutat. No només a ell: també s’hi convida al pintor René Magritte (posterior a Ensor) i a d’altres belgues prominents. L’obra real d’Ensor torna a aparèixer a la imatge número 31, quan esdevé l’entrada definitiva i, ara sí, podem reconèixer en la pintura moltes de les figures que Antinori ha recreat per explicar-nos aquesta deliciosa Parade.

Perquè l’àlbum és un goig del principi al final. L’autor ens mostra i ens parla d’un munt de coses a través del seu homenatge a Ensor. Primer de tot constata la modernitat de la pintura del belga, la seva riquíssima complexitat i les seves múltiples lectures (també polítiques i socials). Ho fa amb un dibuix senzill i net amb llapis de colors aquarel·lables i grafit; una paleta amplíssima i molt colorista; amb figures surrealistes, expressionistes i fantasioses (moltes extretes directament de l’obra d’Ensor) i algunes perspectives espectaculars com la del teatre en picat, la del mar o la de la gran lluna. Resulta un plaer perdre’s entre la gentada i els espais. Em recorda (ja ho fa la pròpia obra d’Ensor) la coneguda Fasnacht del Carnaval de Basilea (Suïssa) amb les seves màscares exagerades i les seves bandes de música. I sí, tot plegat té un aire de gran carnestoltes, de celebració de la vida a peu de carrer; aire de comunitat en estat joiós, de barreja multicultural i intergeneracional; aire de confluència de voluntats i de recerca de llibertat…

Enteneu-me: en aquest cas i des de la nostra perspectiva política de país, és impossible no fer una referència al moment i les circumstàncies. És una casualitat que el llibre d’Antinori aparegui ara. Les manifestacions pacífiques i festives, la ciutat de Brussel·les i el clam d’una societat… És massa agosarat fer una comparació de Crist amb qui tots penseu, és clar. A més a més, ara ell ja no hi és, a Brussel·les! L’autor, que havia viscut una temporada a Barcelona, hi ha tornat per signar llibres aquest Sant Jordi 2018. Citaré un fragment de la darrera pàgina del llibre: “I ara que la festa s’ha acabat? Si hem de jutjar per la situació, sembla que ha arribat l’hora de marxar! (…) i tota la resta s’han adjudicat un ase cadascú i s’acomiaden de Brussel·les per anar-se’n Déu sap on”.

–

Aconsegueix el teu exemplar aquí.

Els contes de la Mare Ossa
Per Bernat Cormand, Faristol. CLIJCAT. Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil, 2018

Amb una quarantena d’obres publicades, Kitty Crowther té un treball d’un estil personal inconfusible i una originalitat sense límits, cosa que la va portar a guanyar el premi Astrid Lindgren de 2010, el reconeixement internacional de més prestigi en el camp de la literatura per a infants. Una vegada més podem gaudir d’aquest art a Els contes de la Mare Ossa, un àlbum infantil que acompanya el moment d’anar a dormir.

S’ha fet fosc i, ficat al llit i amb els ulls encara oberts, l’osset li diu a la Mare Ossa: «Mare, explica’m tres contes», i ella els hi explica fil per randa. En aquest ritual les rondalles, que recorden les que es narraven a la vora del foc, el fan viatjar fins al bosc tenebrós que hi ha a prop, on habiten bèsties, animals i criatures fantàstiques. La mare parla de la guardiana de la son, que cada vespre fa sonar el gong i els diu als animalons que és hora d’anar a dormir; també explica el conte de la nena que s’endinsa al bosc perquè vol collir un fruit blau fosc, però perd el camí per tornar a casa, i la història de Galderic, un senyor amb abric que viu al forat d’un arbre i que no aconsegueix agafar el son.

A l’autora li agrada aquest moment del dia, quan es fa de nit: il·lustrats per ella, podeu llegir la història del gnom que no dorm –el text és d’Astrid Lindgren–, o l’àlbum I doncs?, que acaba amb un «I ara tots a fer nones!». A Els contes de la Mare Ossa, sap transmetre aquesta atmosfera nocturna en què tot esdevé silenciós, ple de misteri, i t’aventures cap al desconegut. El color fúcsia, present en totes les escenes, ens hipnotitza i ens transporta a un món a cavall entre la realitat i el somni, on una infinitat de flors de formes i colors diferents i de textures vives omplen els voltants del sender que van seguint els personatges.

Es pot tenir la sensació que tot aquest univers tan ric no càpiga en un format petit –el que solen tenir les seves obres–, però sí, en aquest llibre tot hi encaixa molt bé. Celebrem, doncs, que puguem dir-nos «bona nit!» a la manera de Kitty Crowther.

–

Aconsegueix el teu exemplar aquí.