«Girondo arranca una sonrisa al lector.»
Amantes
Por Sara Roma, Literaria Comunicación, 2019
¿Puede dar tanto de sí un poema que centre todo un estudio crítico? Sí. ¿Acaso un libro? Por supuesto. La idea no es descabellada si aparece publicado bajo el formato de libro concebido como obra de arte.
Libros del Zorro Rojo ha publicado el poema ilustrado Amantes, de Oliverio Girondo. Se trata de un pequeño volumen visual dedicado al Poema 12 (ese era su título original), el más celebrado del escritor argentino, en el que cada página contiene dos versos acompañados de los dibujos sugerentes y coloristas de la artista Mónica Gutiérrez Serna.
Estos versos —que aparecieron originalmente en el libro Espantapájaros (Al alcance de todos) publicado en 1932— representan una propuesta lúdica para este vanguardista que reconoce la necesidad de huir de cualquier formalismo, de subvertir e infringir las reglas. Así que los sentidos toman la palabra y se expresan en la relación sexual de dos amantes. Primero surge el sentido de la vista; a continuación, el del tacto; luego el del olfato y, por último, se despliega el del gusto. Todos ellos están presentados a través de estructuras paralelísticas, pues cada verso está compuesto de tres verbos recíprocos yuxtapuestos.
Sin recurrir a figuras literarias, Oliverio Girondo deslumbra y consigue arrancar una sonrisa al lector. Tanto es así que este es probablemente, sino el único, el más conocido de todos los poemas de este escritor que ha influido en paisanos coetáneos como Julio Cortázar, quien no dudó en homenajearlo en su microrrelato Amor 77.
Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfumen, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.
Oliverio Girondo (1891-1967) es uno de los más ilustres poetas argentinos del siglo XX. Junto a otro insigne argentino universal, Jorge Luis Borges, representa la vanguardia literaria de la década de los veinte y treinta en su país. Precisamente en sus viajes a España entabló una estrecha relación con otro singular vanguardista, Ramón Gómez de la Serna, el padre de las greguerías.
Pero como decía al principio, este volumen le debe mucho a la encargada de ilustrarlo, Mónica Gutiérrez Serna (Santander, 1967), con una propuesta intuitiva y colorista en la que el rojo y el negro son los protagonistas. Mo Gutiérrez Serna es una poeta visual que lleva dos décadas dedicada a este precioso oficio de la ilustración de libros. Ha dedicado su pincel a clásicos como Sor Juana Inés de la Cruz (Óyeme con los ojos, 2012), Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas, 2015) o Lorca (Los árboles se han ido, 2016). Hasta el momento también es autora de títulos como Las cosas que guardo (2008), El mar y otras cosas de las que también me acuerdo (2011) y En tus ojos (SD Ediciones, 2012).
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